Quien pudiera ser niño de nuevo... esta frase evoca una nostalgia inmensa, sin embargo quienes vivimos y disfrutamos la infancia nos lleva a esos tiempos en los que la vida solo era comer y jugar, jugar a que? A lo que fuera pero al aire libre: correr, saltar, sudar pero sobre todo reír a carcajadas. Recuerdo que cuando cursaba el cuarto grado de primaria me inscribí al equipo de voleibol de la Escuela Presidente Adolfo López Mateos, dentro de ese equipo habían puros cuates como Gilberto Vasto Acuña, Julio y Domingo Gómez Porter, Chicho Acuña, Álvaro y Eduardo Ruiz Núñez, Javier Ontiveros (si no mal recuerdo) y obviamente yo, quizá escape a mi recuerdo alguien más (lamento mi mala memoria) los cuales éramos entrenados por el maestro Gasca en el parque del águila; cosas curiosas y chuscas vivimos ahí, los postes, balones y redes se guardaban en un billar que estaba frente al parque donde hoy se encuentra Omega fotografía Puerta de mar, situación que nos llenaba de curiosidad ya que según la educación eran lugares de vagos y mal vivientes, por lo que al entrar ahí veíamos que todos tenían cara de malos (como podíamos juzgar solo por el lugar?), el caso es que armábamos las canchas, nos mandaban a dar vueltas al parque para calentar, luego boleábamos un rato para dar paso a jugar y aplicar las técnicas que nos habían sido explicadas, mas no enseñadas... al receso corríamos entre el baluarte de San Carlos y el Palacio Legislativo donde existió una árbol de hule y una llave de agua donde nos inclinábamos a beber para saciar la sed y mitigar el calor.

Y como no recordar que días antes del 30 de abril, la maestra en turno organizaba lo que seria la fiesta, pedía la colaboración de nuestras mamás para que cada quien aportara algo comestible y bebible, que si alguien llevaba el espagueti, otro los tamales, uno mas con la hojaldrita, ensalada de pollo, sándwich, pastel, refrescos, gelatina, piñata, dulces y a mi me tocaba el sandwichon horneado de mi madre que era y es una delicia de chicos y grandes; de ese modo llegado el día, los mesa bancos los acomodábamos en la periferia del salón quedando el centro libre para jugar o bailar, el juego clásico era el de ponerle la cola al burro, gallina ciega o bien, alguien llevaba la gabacha (grabadora) dizque para bailar y así, entre juegos, correr, saltar, sudar y reír se iba el día del niño... Felicidades a todos nuestros niños!!!! Y aquellos que seguimos sintiéndonos niños, también!!!!
Muy buena entrada amigo, muy memorable. me recordó que yo también estuve en un equipo de voleyvol en laprimaria lópez Mateos y también me recordó lo malo que también fui para los deportes. Ese tiempo de la primaria fue muy bueno, cuando los niños aún podiamos ser niños e inocentes. Saludos amigo y que todo esté muy bien.
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